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ÁCIDA Y APOCALÍPTICA MIRADA

“La infraestructura argentina es obsoleta y nadie sabe cuál fue la última gran obra”

Gustavo Weiss, titular de la Cámara de la Construcción, alertó sobre el deterioro de rutas, hospitales y cloacas. Reclamó US$20.941 millones para mantenimiento y criticó el ajuste fiscal del Gobierno que destina solo 0,4% del PBI a inversión pública.

PorTendencia de noticias
08 oct, 2025 07:21 p. m. Actualizado: 08 oct, 2025 07:21 p. m. AR
“La infraestructura argentina es obsoleta y nadie sabe cuál fue la última gran obra”

En un almuerzo del Rotary Club, el presidente de la Cámara Argentina de la Construcción (Camarco), Gustavo Weiss, expuso la crítica situación de la infraestructura nacional, incapaz de señalar cuál fue la última gran obra realizada en el país. “Es tan difícil, que no sabemos”, respondió con ironía a la periodista Clara Mariño, desatando risas entre los asistentes, pero dejando en evidencia la falta de inversión en un sector clave. Su exposición, cargada de datos históricos y proyecciones, desnudó el contraste entre el potencial económico de la construcción y el abandono actual, agravado por el ajuste fiscal del Gobierno libertario.


Weiss, ingeniero y titular de la constructora Eleprint, trazó un panorama histórico para ilustrar el declive. Rememoró cómo la Argentina del “granero del mundo” construyó ferrocarriles, puertos, hospitales tras la fiebre amarilla, y redes de agua y cloacas que, en muchos casos, siguen en uso un siglo después. “Esas cañerías de hace 100 años son las que usamos hoy. No ha habido renovación. Por eso la ciudad está permanentemente rota, con agujeros por todos lados. La infraestructura argentina es obsoleta”, lamentó. También destacó el impulso de Vialidad Nacional en 1930, que con el impuesto a los combustibles asfaltó 40.000 kilómetros de rutas en dos décadas, integrando el país. Sin embargo, hoy esas rutas “no solo están deterioradas, son absolutamente obsoletas, tendrían que ser más amplias”.


El empresario señaló que la infraestructura se deteriora a un ritmo del 4% anual, equivalente a US$70 millones por día, según un estudio de Camarco. Para frenar este colapso, la entidad calcula que se requieren US$20.941 millones —3,78% del PBI—, de los cuales US$9.417 millones deben destinarse a recuperar obras dañadas y el resto a mantenimiento. Esto contrasta con el 0,4% del PBI que el Gobierno, en su acuerdo con el FMI, asigna al gasto de capital. “Lo único que nos va a pasar es que se nos va a seguir deteriorando fuertemente la infraestructura. Ni siquiera vamos a poder intentar mantener algo”, advirtió Weiss.


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PRESUPUESTO. Javier Milei destinó solamente el 0,4% del PBI para inversión en obras públicas.


Consultado sobre el impacto de la Causa Cuadernos, que investigó corrupción en obra pública durante el kirchnerismo, Weiss aclaró que afectó a “empresarios, no a las compañías”. Aseguró que el sector cuenta con el capital necesario para reactivar la obra pública, pero necesita condiciones que Argentina no ofrece: “Rentabilidad, seguridad jurídica, acceso a mercados de capitales de largo plazo”. Criticó la falta de diálogo con el Gobierno, definiendo la relación como “frágil, casi sin comunicación”. Además, destacó la pérdida de 120.000 empleos directos en la construcción desde el inicio de la gestión libertaria, una sangría que se estabilizó pero no recuperó.


Weiss respaldó el reclamo de gobernadores por el uso de fondos de afectación específica, como el Fondo Fiduciario de Infraestructura Hídrica, financiado con el 4,3% del impuesto a los combustibles. Este fondo, destinado a obras hídricas, saneamiento y mitigación de inundaciones, recaudó $98.538,5 millones en 2024, pero gastó solo $12.709 millones. En 2025, de $92.239,4 millones recaudados, se ejecutaron $14.090,3 millones. “Ese dinero tiene una función prefijada por ley, pero no se usa como corresponde”, denunció.


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DEPLORABLE. El estado de las rutas nacionales genera críticas y reclamos.


El empresario ilustró el impacto de la inversión en infraestructura con el caso de la Panamericana, ampliada en los ‘90 con US$500 millones, lo que generó “miles de millones en viviendas, hospitales, industrias y oficinas”. “La construcción es madre de industrias”, afirmó, subrayando que el 85% de la inversión en infraestructura globalmente proviene del Estado, ya que muchas obras no son rentables para el sector privado.


Un relevamiento de Vialidad Nacional citado por Weiss mostró el estado crítico de las rutas: de 19.171,3 km analizados en 2024, solo el 47,5% (9.098,8 km) está en “buen” estado, mientras el 29% (5.565,3 km) está “malo” y el 23,5% (4.507,2 km) es “regular”. La mención de la “ruta del Mercosur”, cuya licitación atrajo siete oferentes, generó expectativa entre los empresarios presentes, aunque no disipó las críticas por el deterioro generalizado.


Al cierre, Mariño insistió: “¿Qué espera que cambie después de las elecciones?”. La respuesta de Weiss fue lapidaria: “Nada”. Su exposición reflejó la frustración de un sector que, pese a su potencial transformador, enfrenta un presente de “decadencia” y un futuro incierto, marcado por la falta de inversión y el ajuste fiscal.

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